Eduardo Schell.-- "Dios disfrazado de jugador de baloncesto". Así le definió Larry Bird, que le caló mejor que nadie. Un ganador que cuando anotó la canasta decisiva en la final Universitaria con North Carolina para ganar su primer título dejó claro que era distinto. “Michael, será la canasta más importante de tu carrera”, le dijo su entrenador. ¿Su respuesta? “Ya veremos”. Y ahí empezó su carrera.
El mejor adiós posible habría sido el de su sexto anillo con aquella mítica canasta a falta de 4 segundos tras un robo a Karl Malone. La foto de aquel tiro es digna de premio con todos los aficionados tirándose de los pelos y gritando sabiendo ya que el balón iba a entrar cuando iba por el aire. Pero Jordan quiso volver a jugar. Algunos, los puristas, no se lo perdonaron nunca. Yo se lo agradecí.
Han pasado ya unos cuantos años de su retirada y este año lidera la lista de leyendas que ingresarán en el Hall of Fame de la NBA. Al leer la noticia, la nostalgia se adueñó de mí, me puse a ver vídeos y pensé que era una ocasión para 'postear' sobre Michael Jordan en este blog. En octubre de 2006 tuve la oportunidad de realizar un 'uno contra uno' contra MJ. Fue en Barcelona durante una gira promocional. Diez minutos de conversación con Dios. Tenía fiebre ese día, pero no perdió la sonrisa. Amable, cercano y cordial en todo momento. Al final, le pedí que volviese. Sonrió. Me dijo que ya no había ninguna opción.
Aquí va un pequeño extracto de aquella charla.
P-En su afán de perfeccionamiento y de ser el mejor, ¿eras de los que se quedaba horas y horas extra ensayando su tiro incluso en los días de descanso?
R-Desde siempre me esforcé al máximo por mejorar y me he dedicado mucho al baloncesto, mi gran pasión. Todos los días hacía sesiones extra de perfeccionamiento de tiro con ejercicios de secuencias y la verdad es que creo que dio su buen resultado.
P-¿Recuerdas algún consejo que te marcara especialmente y te sirviese a lo largo de tu carrera?
R-Sí, claro, cómo no. Me quedo con las sabias palabras de mi entrenador en la Universidad de North Carolina, Dean Smith. Me dijo: “Michael, nunca podrás cumplir las expectativas de los demás, has de esforzarte en cumplir tus metas, sólo entonces serás feliz”.
P-¿Y lograste cumplir tus metas?
R-No es que las cumpliera, es que las sobrepasé de una forma increíble. Jamás soñé con llegar donde he llegado.
P-Cuando ya eras una estrella y estaba claro que eras el mejor jugador de todos, ¿Qué te motivaba a seguir jugando al máximo y dominar cada partido?
R-Siempre pensaba que habría alguna persona en la grada que era la primera vez que me veía jugar en directo y simplemente no quería defraudar a esa persona, ni a mis fans ni a mi equipo. Jugué a tope cada partido de mi vida hasta vaciarme y hasta asegurarme que ya no me dejaba nada por detrás. He dado todo lo que tenía para dar.
P-¿Era duro estar tan mentalizado?
R-Yo simplemente me esforzaba al máximo en cada partido y quería asegurarme de que todos aquellos que alguna vez habían oído algo de Michael Jordan supiesen que era verdad.
P-¿Cómo te gustaría que te recordasen en el futuro?
R-Simplemente como una persona que disfrutaba al máximo jugando al baloncesto.
Además de ser el mejor, eres un icono, un modelo a seguir.
P-¿Eso era presión extra?
R-Sí, creo que sí. La gente venía a verme jugar y esperaba un gran partido, pero creo que más que presión yo me lo tomaba como un desafío constante para ser el mejor, un reto y como una muestra de respeto mutuo.