BRISTOL -- La selección nacional de baloncesto de Puerto Rico se ha nutrido históricamente de jugadores descendientes de puertorriqueños, pero nacidos y/o desarrollados deportivamente en los Estados Unidos. Los estados de New York y New Jersey han sido particularmente prolíficos como cantera de jugadores de gran calidad para el basquetbol boricua, debido a dos poderosas razones; la gran cantidad de personas de esa isla caribeña que emigran y se establecen año tras año en esa gran zona metropolitana (se calcula que más de dos millones de puertorriqueños residen en la ciudad de Nueva York solamente) y la gran popularidad de este deporte entre los hispanos que habitan en ciudades como la llamada "Gran Manzana", Newark, Teaneck, Elizabeth, North Bergen y Jersey City, entre otras.
Como parte de la nueva reglamentación, cada equipo podía contar con hasta dos "newyoricans" al mismo tiempo, pero haciéndose la salvedad de que, al cabo de unos tres años de participación en la Liga Superior, los jugadores extranjeros pasaban a ser oriundos, por lo que el equipo podía reclutar a otro par de jugadores para llenar las fichas de "newyoricans".
Por contar con un padre, madre o abuelos puertorriqueños, estos jugadores podían ser presentados a la FIBA como nacionales, por lo que eran elegibles para representar al país inmediatamente. Fue así como la selección de Puerto Rico comenzó a nutrirse de atletas de gran rendimiento que han pasado a ser parte de la gloriosa historia deportiva de ese país. En esos primeros años llegaron al equipo grandes nombres como Mariano "Tito" Ortiz, Raymond Dalmau, Neftalí Rivera, Héctor Blondet, Earl Brown, entre otros. Más recientemente se ha podido contar con jugadores como Frankie Torruellas, Edwin Pellot, Jimmy Carter, Shariff Fajardo, Larry Ayuso, Daniel Santiago, Rick Apodaca, Angelo Reyes y Carmelo Lee.
Pero ninguno de estos jugadores llegó al baloncesto puertorriqueño con el cartel de logros con el que llega el más reciente "importado" de gran calidad, Mike Rosario. El escolta de 19 años y 6'3" de estatura, oriundo de Jersey City, New Jersey, tuvo una de las carreras más productivas a nivel de escuela secundaria que haya podido tener jugador alguno en ese estado.
Mike jugó cuatro años para el equipo "Varsity" de la secundaria Saint Anthony, uno de los programas de baloncesto más prestigiosos de todos los Estados Unidos, donde fue dirigido por el legendario entrenador Bob Hurley. En su último año de participación, Rosario fue el capitán y mejor jugador de un equipo que terminó con registro de 32 victorias sin derrotas, ganó el campeonato del estado y fue reconocido por varias publicaciones con el mítico campeonato nacional. El equipo había terminado con 28 y 1 y el subcampeonato del estado el año anterior, teniendo a Mike también como su figura central. O sea que en sus dos últimas temporadas, Rosario guió a su equipo de escuela secundaria a marca de 60 y 1, con un campeonato nacional, un campeonato estatal y un subcampeonato estatal.
A nivel individual, Mike también obtuvo varios galardones de gran importancia; sobrepasó la marca de 1000 puntos anotados en su carrera, fue seleccionado como el mejor jugador del estado de New Jersey en su último año y fue elegido para participar en el partido de estrellas "McDonald's All America", en el que juegan los mejores 24 "seniors" de todos los Estados Unidos. De esta forma, Rosario se convertía en apenas el segundo descendiente de puertorriqueños en participar en este prestigioso juego (el primero, Carmelo Anthony, eligió la ciudadanía deportiva estadounidense y ha representado a ese país en varias competencias internacionales).
Mike también tenía varias alternativas para elegir con quien participar internacionalmente. Debido al lugar donde nació y tomando en cuenta su alto nivel de juego, pudo haber seleccionado jugar para Estados Unidos. Aprovechando la nacionalidad de su padre, pudo haberlo hecho por República Dominicana. Pero se decidió por Puerto Rico para honrar a su madre Joanne, quien ha sido la que ha tenido que luchar sola para sacar a la familia adelante, a base de muchos sacrificios y sinsabores.
Rosario creció en un residencial público en Jersey City, en el que las drogas y los crímenes violentos eran la orden del día. Pero halló refugio en los deportes de béisbol, futbol americano, natación y baloncesto, para mantenerse alejado de los peligros de la calle. En todos los deportes se destacaba, pero el baloncesto le apasionaba y era en el que más éxito tenía; por lo que se decidió a dedicarse enteramente al mismo.
La decisión fue muy buena, pues gracias a ese deporte fue becado para estudiar en Saint Anthony y más recientemente para estudiar y jugar a nivel universitario en la Universidad de Rutgers. A pesar de que ese centro de estudios no es reconocido por ser una potencia en basquetbol, Mike se decidió a aceptar su oferta por sobre otras de instituciones más prestigiosas porque le permitía permanecer en New Jersey (donde su madre podía asistir a sus juegos) y porque le motivaba la posibilidad de dejar un legado deportivo en la institución si lograba ayudar a establecer un programa ganador.
El primer año de participación fue más de frustraciones que de logros. Aunque encabezó al equipo en puntos, con un promedio de 16 por partido, apenas pudo saborear el triunfo en 11 ocasiones, de 32 partidos jugados. Sin embargo, Mike entiende que este es un conjunto de jugadores jóvenes muy talentosos y que será cuestión de tiempo para que se conviertan en ganadores consistentes.
Por otro lado, volviendo a su participación internacional con Puerto Rico, Mike debutó este verano, jugando en dos torneos con la selección Sub19. El primero fue un torneo invitacional en Francia denominado "Torneo Mundial Junior" en el que guió a su equipo a una segunda posición y fue elegido al quinteto de honor del campeonato. El segundo fue el Torneo Mundial Sub19 en Nueva Zelanda, en el que Puerto Rico terminó en la sexta posición y el escolta boricua encabezó la tabla de anotaciones del torneo con 24 puntos por partido. Además, estableció una marca de anotaciones en un partido al encestar 54 tantos contra Francia en un juego de segunda ronda en el que su equipo prevaleció por un solo punto.
Estas actuaciones destacadas con el equipo Juvenil, le han ganado una invitación de parte de la Federación de Puerto Rico para ser parte de la preselección del equipo de mayores e intentar formar parte del conjunto que estará participando en el Campeonato FIBA Américas (clasificatorio para el Mundial de Turquía 2010), que tendrá lugar en San Juan, entre el 26 de agosto y el 6 de septiembre próximos.
Su proyección es que llegará a ser un jugador de alto nivel internacional y muy posiblemente estará en la NBA en un plazo no mayor de tres años. Si esas proyecciones se cumplen, se pudiera estar convirtiendo en el jugador más destacado que le haya llegado al baloncesto puertorriqueño desde los Estados Unidos. Conociendo la dependencia histórica que ha existido por los "newyoricans", eso es mucho decir.