Houston-- Quedaban 0.7 segundos por jugar en el tercer cuarto y los Rockets tenían una salida algunos pasos detrás de la mitad de cancha. Ron Artest levantó la cabeza y tiró un pase largo, anunciado, que tenía como destino irremediable una pelota dividida. Pero nada de eso pasó: Jordan Farmar ni siquiera levantó los brazos, mientras que Aaron Brooks despegó por detrás y convirtió la chance nula en un alley-oop de fantasía.
Una jugada que bien pudo describir el partido. Una situación que habla a las claras de una diferencia de actitud importante entre los dos equipos.
Actitud no significa pelear. Tiene que ver con otra cosa. Es defensa dura, al límite, peleando cada pelota como si fuera la última, manteniendo la concentración y la solidaridad grupal. El domingo, Houston venció por paliza en este apartado.
"Hablamos sobre regresar, y regresar... más allá de la adversidad, sobre cambios de alineación, traspasos y lesiones. Nunca abandonamos ni dejamos de creer", dijo Shane Battier al cierre del juego.
La realidad indica que esta serie se está moviendo por estados de ánimo. Con cuatro partidos jugados, hemos visto todo lo que se puede esperar de una serie de playoffs: dos triunfos por bando, juego duro al estilo de la década del '80, estadios llenos, partidos parejos.
A medida que avanza la eliminatoria, se siguen sacando conclusiones apresuradas. Tras el primer partido, era sorpresa de los Rockets. Tras el segundo y el tercero, espiritu de recuperación de los Lakers. Tras el cuarto, Houston en alza.
¿Y para el quinto, sexto y potencial séptimo? Sigo pensando que los Lakers van a ganar esta eliminatoria. Pero también creo que no están haciendo demasiado para darme la razón.
El partido del domingo trajo muchos puntos de análisis. En primer lugar, sin Yao entre los elegibles por su fractura de tobillo, la serie cambia por completo en su concepción. La ausencia del gigante chino hace que tanto los Lakers como los Rockets varíen su modo de jugar. Esto debería, claramente, beneficiar al equipo de Phil Jackson, pero el domingo sucedió lo contrario: el Toyota Center vibró al ritmo de los locales, y por kilómetros de distancia.
Los Lakers deberán cambiar varias cosas cuando vuelvan a recibir a los Rockets en el Staples Center. A continuación, presentaremos las claves de lo que pasó y lo que vendrá.
La defensa sobre Kobe Bryant. El trabajo de Shane Battier sobre la estrella de L.A. fue magistral. Durante toda la tarde intentó negarle a Kobe el eje de cancha y llevarlo para las esquinas, evitando que Bryant logre moverse hacia el centro con facilidad. Cuando Kobe gana el eje, es imposible detenerlo, sobre todo en penetraciones yendo hacia el aro o descargando para que sus compañeros tiren. Battier, egresado de Duke, es un alumno aplicado y fiel al estilo que Mike Krzyzewski le impuso en esa Universidad. Su defensa es de manual: buen movimiento de piernas, negación de recepción cuando el rival no tiene la pelota -y del eje de cancha cuando la tiene-, y manos sobre los ojos cuando el atacante lanza al aro. ¿Acaso alguien vio otro defensor que tape la mirada del jugador en ofensiva como lo hace Battier? Debe ser muy molesto para alguien como Kobe sufrir en todos los ataques un perro de presa de esta clase.
Las imágenes no mienten: Battier le tapa los ojos a Kobe...
Y la realidad es que Bryant sigue siendo el jugador fundamental de los Lakers. Si él está bien, LA está bien. Esto, que suena a obviedad, no lo es tanto. No es sólo lo que convierte sino lo que genera en sus compañeros para que ellos anoten: el domingo hizo sólo 15 puntos (7-17 en TC, 1-4 en T3) y el resto del equipo sólo marcó 16 de pases provenientes de Kobe. Como si fuera poco, el resto del equipo por capacidad propia hizo 35.6 puntos, la menor cantidad de los Lakers en lo que va de postemporada (promediaba 41.4 entrando al cuarto juego).
Además, Kobe tuvo un porcentaje de 44.1 en tiros de cancha. Y los números dicen que cuando tiene un porcentaje debajo del 50%, los Lakers sufren: tuvieron un récord de 2-7 en las últimas dos postemporadas, incluyendo 0-3 este año. Cuando se mantiene por encima del 50%, los Lakers están a 18-3 en postemporada, incluyendo un 6-0 en el 2009.
El paso de Artest a la defensa interna puede ser positivo para los Rockets, siempre y cuando Battier siga como estampilla de Bryant. De esta manera, Artest no perderá tanto la compostura ya que claramente es Kobe quien le enciende la mecha y le hace perder los estribos al polémico alero. Cuando esto sucede, no sólo pierde Houston en defensa sino también en ataque, con los tiros desequilibrados de Artest de tres puntos a los dos segundos de cada ofensiva. De todos modos, el domingo se vio un Artest más sereno, equilibrado, habilitando a los compañeros que estaban encendidos y jugando en función del equipo. Esa versión es la más propicia para un roster que perdió en los últimos tiempos a sus dos estrellas anotadoras (Tracy McGrady y Yao) y a Dikembe Mutombo.
¿Qué deben hacer los Lakers ante la defensa de su estrella? En principio, abrirle más los espacios con buenas cortinas para que reciba y dejarlo en posición de pick and roll con Pau Gasol en la pintura. Si doblan al interno, recibe Kobe para tirar o rotar el balón al lado débil. Si no hay doblaje, el español puede ir hacia el aro con facilidad (de nuevo: no está Yao).
El perímetro por sobre la pintura. Dijimos antes que sin el gigante chino, la serie tenía como destino irremediable un cambio en la concepción de juego. Los Rockets lo hicieron, pero los Lakers, que jamás entendieron esta modificación, deberán mirar con detenimiento el video del partido del domingo.
Houston apostó a su perímetro y, por lo menos en el cuarto juego, le salió a la perfección. Además de sumar en defensa, Battier lastimó como nunca en ataque con sus lanzamientos a distancia. ¿Por qué tiró tan bien al aro? Por la simple razón de que lanzó con los pies asentados al piso gracias a una excelente rotación de balón del equipo de Adelman: anotaron 14-24 de tiros con pique de quien llevaba la pelota y 18-41 de tiros con pase de un compañero. Los Lakers, por su parte, tuvieron 13-30 y 9-21.
Aaron Brooks fue la clave de los Rockets en ofensiva. La diferencia de velocidad alarmante respecto a Derek Fisher, y de voluntad respecto a Jordan Farmar, fueron factores que le permitieron disfrazarse de Allen Iverson por una noche. Entre Brooks y Battier anotaron 57 puntos, con 56.3% de cancha y 9-19 en triples. Para ambos, que sumados los tres primeros partidos llevaban 16 puntos, con 39.2% en TC y 8-28 en T3, significó el partido con más puntos en una postemporada de sus carreras.
Acertado estuvo Adelman con el doble base para girar la pelota. La dupla Kyle Lowry y Brooks fue un camino sin salida para los Lakers, que con una defensa grupal nefasta, vieron como iban creciendo minuto a minuto en sus producciones.
Pero no todo es color de rosas para Houston. Que Brooks quiera jugar como Iverson puede significar un problema a futuro. Si miramos su planilla, veremos que el armador de 1.82m dio sólo cuatro asistencias. Si pierde el foco principal de su juego (esto es, que juega de base y debe nutrir a sus compañeros), los Rockets sufrirán en el futuro cercano.
Para decirlo de otro modo: no todos los días son domingo.
El juego interno de los Lakers. Dejé para el final este apartado porque me parece lo más preocupante del equipo de Phil Jackson. En primer lugar, veo mal -realmente mal- a Andrew Bynum. El joven talento de L.A. se mueve en un mundo paralelo, fuera de sincronización con el resto. Todos van para un lado, él va para el otro. Comete faltas, no se compromete en ofensiva, casi no toma rebotes. Más allá de su lesión de rodilla -se nota que no está al cien por cien- hay otro tema de fondo y tiene que ver con la confianza: Bynum últimamente no cree en su juego. El domingo no anotó, tomó un rebote e hizo tres faltas en 12 minutos.
En condiciones normales, Hayes no puede tapar a Gasol...
Esto tiene que ser una de las cosas más preocupantes para el cuerpo técnico de los Lakers, que vuelven a ver a Pau Gasol como única referencia debajo de los tableros. El español es un excelente jugador de poste bajo, pero por momentos desaparece y le cuesta meterse en acción (es cierto, hizo 30 puntos, pero 18 fueron en el último cuarto con el partido casi definido). Sin dudas Gasol se ha hecho mucho más duro a la hora de defender y atacar, pero se le hace complicado hacer frente solo debajo de los tableros. Todavía me pregunto cómo los Lakers no explotaron más el juego interno sin Yao en la pintura en los primeros tres cuartos, con Chuck Hayes (1.98m) o Artest (2.01m) controlando al ala-pivote español (2.15m).
Al término del primer tiempo, el pequeño interno Hayes llevaba siete rebotes en su planilla. Y el argentino Luis Scola terminó con 14 tableros al final del partido. ¿Cómo puede ser que Houston aventaje a Los Angeles en rebotes 43-37 sin Yao en el roster? Inexplicable.
Sumemos a esto que Lamar Odom, quien se golpeó feo en el piso tras caer mal en un intento fallido de volcada, no es un interno que juegue de espaldas al aro. Siempre se mueve de frente, y si bien eso es una variante interesante para un jugador de su altura, no es exactamente lo que necesitan los Lakers, que preferirían ver a Odom mucho más cerca de Gasol (Odom cerró con seis tableros su planilla).
UNA SERIE AL ROJO VIVO
Los Lakers y los Rockets volverán a verse las caras el martes en el Staples Center de Los Angeles.
Estoy seguro que Kobe Bryant y compañía van a levantar en casa esta paupérrima actuación, pero los baches de actitud siguen siendo preocupantes y si se hacen recurrentes, pueden llevarlos a perder esta serie o, en su defecto, alguna de las próximas si es que avanzan.
Antes de comenzar esta eliminatoria, se anticipó cómo iba a ser este cruce: talento contra voluntad. Por ahora, a poco de entrar en etapas de definición, el asunto está igualado a dos juegos por bando.
"Nunca fuimos competitivos", dijo Phil Jackson al término del partido del domingo. "Por momentos somos un equipo que necesita estar con la presión encima para responder".
El equipo de Jackson aún debe demostrar que es una fortaleza digna para ganar el campeonato. Por ahora, vuela un poco más bajo de lo esperado y la pregunta que todos se hacen lo devuelve a la realidad: ¿Lakers o Rockets?
Kobe Bryant, los internos de Los Angeles y el perímetro de Houston, intentarán inclinar la balanza a su favor en el futuro cercano.
Sólo ellos tienen la respuesta. Sólo ellos.