LOS ANGELES-Kobe Bryant todavía tiene grabada a fuego esa noche de junio. Sexto partido en el Banknorth Garden, el aro cerrado, las manos heladas, los ojos abiertos. Fuegos artificiales, Paul Pierce con los brazos en alto, el banco de los Celtics hecho un mar de abrazos verdes, agazapado, unido, esperando el sonido de la chicharra. Los Lakers, por su parte, sorprendidos, abatidos, tristes, yéndose por la puerta de atrás con el imponente 131-92.
Kobe todavía siente el puñal en el pecho. Falta de intensidad en defensa, dijeron. Otros hablaron de la experiencia, otros de la ausencia de Andrew Bynum, otros de la falta de fortaleza de Pau Gasol para jugar como centro natural. Palabras, palabras y más palabras: el equipo de Doc Rivers ganó el título porque combinó lo mejor de cada uno de sus jugadores y porque fue un equipo, desechando la suma de individualidades.
Los Lakers tampoco fueron egoístas, estamos de acuerdo. Pero también debemos coincidir en que les faltó algo, una pizca de magia de campeón para responder en situaciones de adversidad. De todos modos, por fortuna para los angelinos, estamos en tiempo de revancha.
25 de diciembre, Navidad, y dos equipos frente a frente en busca del mejor regalo debajo del árbol.
En la previa, los Celtics llegan en un momento muy superior. Primeros absolutos en la Liga, se convirtieron gracias al triunfo del martes frente a los Sixers en la franquicia de mejor arranque en la historia de la NBA (27 triunfos y dos derrotas). Además, alcanzaron su decimonovena victoria en fila, la mejor racha de triunfos en la historia para un campeón reinante.
Algunos datos a saber:
*Los Lakers ganaron 18 de los últimos 20 juegos cuando hicieron 100 o más puntos.
*Phil Jackson lleva 999 victorias y quiere su número 1.000 ante los Celtics.
*Glen Davis (Celtics) y Jordan Farmar (Lakers) no jugarán por lesión.
*Los Celtics llevan 19 victorias en fila y el mejor arranque de la historia de la NBA (27-2)
*Este será el primer partido entre Celtics y Lakers desde las Finales pasadas, en la que Boston ganó en seis juegos, con paliza en el último (131-92).
Los números dicen cosas, pero a veces son sólo números. No es el caso de Boston, que juega un básquetbol muy por encima de la media en la NBA.
Fueron Kevin Garnett, Ray Allen y Paul Pierce los que guiaron a los Celtics a su primer campeonato tras 22 años de sequía. También fueron los mismos que reencarnaron a leyendas como Larry Bird, Kevin McHale y Robert Parish. Cambiaron la cultura del equipo perdedor y le devolvieron a los fanáticos de Boston el intangible más esperado: la capacidad de volver a creer.
Los fanáticos de la NBA se preguntan qué es lo que pasa ahora. Como los buenos vinos, las tres estrellas parecen responder a la lógica de que con más años poseen mejor calidad. Pero no existe la fuente de la juventud, por lo que la realidad apunta hacia otro lado: juegan mejor porque ya no están solos.
El Big Three debería llamarse ahora Big Four o Big Five. Doc Rivers debería recibir mucho de este crédito, porque la clave de esta seguidilla de triunfos tuvo cuatro patas: 1) Rajon Rondo 2) Kendrick Perkins 3) La capacidad para responder del banco 4) La defensa grupal, en la que cambiaron los apellidos pero no varió nunca la intensidad.
Perkins está jugando el mejor básquetbol de su vida. Cuando llegó a la NBA, parecía sólo un joven que podía estar en la rotación por su tamaño. Así desfilan muchos hombres por los bancos de las franquicias estadounidenses, pero casi nunca quedan en la retina de nadie. No es el caso del joven de Texas, quien desde la llegada de Garnett al equipo aprendió a ser duro, a mantener el roce defensivo como una marca registrada y a aprovechar los huecos en los postes para generar situaciones de uno contra uno. Ganó confianza y eso se nota cuando juega. Su déficit sigue estando en lo psicológico: comete demasiadas faltas técnicas para un profesional.
Rondo, por su parte, está jugando al nivel de un All Star. Defiende el pique con agresividad, pasa la pelota de manera magistral y ahora también ataca el aro, algo que beneficia sus planillas y preocupa a las defensas, por lo que muchas veces quedan lanzamientos de Allen o Pierce libres en el perímetro. Además, es increíblemente rápido y se mete con pelota dominada por huecos que son muy difíciles de penetrar para otros armadores. En todos lados se siente cómodo y el equipo respira con lo que él propone.
Vayamos al terreno de los Lakers, quienes más allá de las últimas dos victorias ante los Grizzlies -necesitó recuperarse en el último cuarto de una desventaja- y los Hornets, todavía están en deuda con su público. Por ahora figuran un paso por detrás de los Celtics en el accionar diario.
En los últimos juegos, el equipo de Phil Jackson dependió demasiado de Kobe Bryant a la hora de anotar, y eso no es bueno para una estructura que necesita de todos sus hombres activos. Bryant promedió 32 puntos por juego en sus últimos cinco y lanzó 118 tiros al aro. Como todos sabemos, el partido será en el Staples Center, pero Kobe anota mucho más de visitante (28 ppp) que de local (24.7).
Una de las claves del juego tendrá que ver con el trabajo de los internos. Pau Gasol está rindiendo muy bien (17.5 puntos y 9.1 rebotes), ya que promedia en diciembre un 58% en tiros de campo, tres puntos porcentuales más altos que en noviembre pasado. Por el lado de Andrew Bynum, su rendimiento deja un poco que desear, sobre todo en defensa, en el que pierde intensidad durante algunos pasajes del juego y eso los Lakers lo pagan caro. En ataque, está claro que el equipo angelino lo necesita activo: en los partidos que perdieron ante el Magic y el Heat, Bynum hizo sólo 3 (1-4 en TC) y 4 puntos (2-4 en TC) respectivamente, cuando sus números de temporada dicen que marca 12.4 por juego. Habrá que seguirlo de cerca, no la tendrá fácil cuando tenga que chocar en el poste bajo ante físicos como el de Perkins.
El problema del banco de suplentes todavía es un enigma para los Lakers. Jackson le pidió a Lamar Odom que se encargara de llevar adelante a la segunda unidad del equipo, pero por ahora el proceso está en construcción, a excepción de los intangibles de Trevor Ariza y los siempre ponderados puntos y rebotes de Odom. Veamos en los últimos juegos: el banco aportó ante los Hornets 28 de 100 puntos, ante los Grizzlies 24 de 105 y ante el Magic 19 de 103.
LOS DUELOS PARA SEGUIR:
-Ray Allen-Tony Allen v Kobe Bryant:
En las finales de junio pasado, una de las claves del título de los Celtics tuvo que ver con la tremenda defensa que ejerció Ray Allen sobre Kobe Bryant. Seguramente Boston arranque de esa forma y luego pase Tony Allen -uno de los especialistas defensivos de la Liga- a controlar de cerca al talento de los Lakers.
-Kevin Garnett v Pau Gasol:
Olvidemos lo del año pasado: en aquel entonces, Gasol tuvo que batallar ante Perkins y Garnett porque no estaba Bynum, fuera por lesión. Ahora veremos una batalla agresiva en los postes entre estos dos aleros de elite. Garnett es más que el español, pero cuidado: Gasol tiene una espina clavada y hará lo imposible para quitársela.
-Kendrick Perkins v Andrew Bynum:
Antes de comenzar la temporada, Bynum era más que Perkins. Ahora, el mundo se puso patas para arriba y en este duelo, los Celtics están un paso adelante. El gigante de los Lakers puede sufrir mucho si choca de lleno contra Perkins en sus arremetidas para el aro. Quedará mejor parado el que defienda con mayor intensidad.
-La defensa sobre Pierce:
Luke Walton, Vladimir Radmanovic, Trevor Ariza... ¿Quién podrá controlar al alero estrella de los Celtics? Este será un desafío para Phil Jackson en el banco de suplentes, quien pasó mucho tiempo con la tabla buscando la forma de reducir a la mínima expresión al mejor jugador de las Finales pasadas.
-Duelo de suplentes:
En este duelo en particular no hay dudas: los Celtics están por encima de los Lakers. Más allá de la gran contribución de Ariza y Odom en L.A., los campeones reinantes tienen un nutrido banco de suplentes en el que cada uno sabe lo que tiene que hacer: Eddie House, Tony Allen, Leon Powe, Brian Scalabrine y Gabe Pruitt. Cuidado con la base de Los Angeles: no estará por lesión Jordan Farmar. Tampoco estará en la pintura Glen Davis para Boston.
RUMBO A LA GRAN REVANCHA
En los papeles, los Celtics deberían ganar este partido. Por todas las marcas estadísticas que hablamos, porque están jugando un básquetbol de alto vuelo en ataque y defensa, porque tienen en crecimiento a Rondo y Perkins, y porque derrochan confianza.
Pero esto es básquetbol, y cuando la pelota se lanza al aire en el salto inicial, muchas veces los pronósticos se van por la alcantarilla.
Lo cierto es que los Lakers se sienten más cómodos yendo de punto, sobre todo con el aporte de su público en casa, y también es verdad que para los angelinos este partido tiene algo más de valor que para los Celtics, porque significa la posibilidad de tener una revancha de las Finales pasadas.
Tras la victoria ante los Hornets, Kobe Bryant fue claro: "Cada vez que juegas con un equipo como New Orleans, en el que mucha gente deposita su confianza de que esté en situaciones de definición, en lo único que piensas es en enviar un mensaje". Y todos sabemos que la casa del destinatario de ese mensaje, está pintada de verde.
En definitiva, la navidad está a la vuelta de la esquina y el reloj nunca miente: es tiempo de abrir los regalos ¿Quién tendrá el más bonito al cierre del 25?
Celtics y Lakers, están expectantes.